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Diario de un domador (Parte 2)

Noveno día

Cabestrea muy bien, se deja tocar sin problemas el cuello y la cara. Las flexiones se las hago en el box, a la izquierda bien, a la derecha bastante mejor que el día anterior. Empiezo a levantarle las manos, correcto, las patas se las echo hacia delante, protesta un poco, pero lo hace. Al pasarle el cepillo de raíces por todo el cuerpo desconfía, pero se deja. Por la tarde le pongo un sudadero con una cincha, ni se inmuta.

Décimo día

Empiezo poniéndole una montura sin estribos, la admite muy bien. Lo demás lo hago igual, por la tarde las flexiones en el box, las da bien a los dos lados, la flexión directa la acepta.

Undécimo día

Hago exactamente lo mismo que el día anterior, pero a la montura le dejo los estribos colgados, amarrados con una cuerda por abajo, la admite sin problemas, acabo la clase saltando al lado izquierdo con la mano, como si fuera a montarme, no le gusta, pero insisto muy despacio, a la derecha igual.

Duodécimo día
Lo mismo de nuevo. Por la tarde, mi ayudante mete un pie en el estribo por los dos lados, desconfía mucho. Una cosa que me gusta es que al darle las flexiones, intenta mordisquearme las manos, es señal de que no me tiene miedo, para mi es una satisfacción.

Decimotercer día
Lo mismo, acabo la clase colgándose mi ayudante con el pie del estribo, no le gusta, pero le muevo el serretón y lo acepta por ambos lados.

Decimocuarto día
Descanso.

Decimoquinto día

Repasamos todo lo aprendido:
– Flexión directa, regular (en el box mejor).
– Lateral izquierda, bien (en el box mejor).
– Lateral derecha, regular (en el box mejor).
– Está muy manso.
– Levantarle las manos, bien.
– Las patas hacia delante, bien.
– Cuerda a la mano izquierda, bien.
– Cuerda a la mano derecha, regular.
– Le ponemos la montura, bien.
– Con estribos, bien.

Es muy sensible al serretón, que está muy forrado, hasta ahora va muy fácil. Le quitamos la parte del lazo, lo demás se ha hecho con mucho cuidado para no hacerle daño.

Decimosexto día

Le meto en la boca un filete con los cañones gruesos, el filete lleva palillos. Empiezo con las flexiones, lo intento con el filete y me ayudo con el serretón, es la progresión que pretendo y funciona. Le doy cuerda a las dos manos con el serretón, el filete sin riendas y la montura con estribos. Mi ayudante se cuelga por la izquierda en el estribo, se baja y sube tres veces, lo admite bastante bien, por la derecha le gusta menos, pero va dejándose.

Decimoséptimo día

Repito exactamente lo mismo del día anterior, intento usar más el filete en las flexiones, intento ponerle las patas en posición de herrar, no se deja, pero no llega a cocear.

Decimoctavo día

Le doy un poco más de cuerda a las dos manos y le hago lo mismo, al final se deja coger las patas en posición de herrar. Por la tarde en el box, le vuelvo a coger las patas y se deja bastante bien, las flexiones con el filete las hace bien, pero pesa en la mano, sigo ayudándome con el serretón.

Decimonoveno día

Le pongo el cinchuelo de volteo, el cual tiene unas anillas, más o menos a la altura del comienzo de la paleta. Le pongo unas riendas largas que van del filete, pasando por las argollas, hasta llegar a mi mano. Las riendas de ocho metros de largo son del material que se usan para las persianas, se enganchan al filete con un mosquetón mediano y fuerte.
Mi ayudante lleva al potro del cabestro, cojo las riendas y voy detrás del potro, muy suavemente busca el apoyo poco a poco, intensifica el contacto hasta que el potro se para, inmediatamente afloja, mi ayudante lo acaricia. Siempre al paso se repite varias veces, mi ayudante se va separando del potro.

Vigésimo día

Por la mañana lo mismo que el día decimoctavo y por la tarde lo mismo que el día decimonoveno.

CONTINUARÁ…

Texto: Gregorio Moreno Pidal – Libro editado por Lettera «Doma de Campo» / Fotos: Redacción

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