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El caballo que tira de la boca

Cómo solucionar los picotazos

El jinete cuando llega hasta aquí, está en el punto de mayor importancia y en la dificultad más complicada de vencer y más necesaria de dominar, siendo uno de los muchos puntos en que más se diferencia esta escuela de todas las conocidas de equitación, nosotros los que montamos a caballo para hacer faenas en el campo, acoso, etc., debemos parar en menos de tres metros

Por D. Antonio Miura

Los partidarios de Baucher y de Fillis se ríen cuando se montan en un caballo que nosotros decimos que tira de la boca y ellos lo sujetan con un flete y un bocado inglés. Efectivamente, no les tiran de la mano, es decir, esto es con relación a los caballos que ellos acostumbran a montar; pero debemos tener muy en cuenta que ellos para parar el caballo necesitan de 30 a 40 metros y a veces más, según la velocidad que lleve en la carrera, apreciándose esto muy bien en las carreras de caballos donde he visto varios que después de terminada la carrera dan media o una vuelta a la pista sin que puedan sujetarlos; y nosotros los que montamos a caballo para hacer faenas en el campo, acoso, etc., debemos parar en menos de tres metros y no solamente debemos, sino que es de todo punto necesario, y claro está que en el momento en que se apoya un poco, ya no podemos parar tan rápidamente como digo; ni mucho menos variar el caballo de dirección con rapidez cuando va con mucha velocidad. Prueba de la imposibilidad de lo que digo, que no he visto un solo caballo domado en cualquiera de estas escuelas, que soporte y pueda hacer un día completo de faena de campo.

Tirar de la boca

De tres modos distintos tiran de la boca los caballos. Con la cara fija y por derecho, sin levantar ni agachar la cabeza; levantándola y dando picotazos (como decimos en el campo a dar cabezadas) y apoyándose en el bocado tirando siempre y con la cabeza muy baja. Claro que también hay algunos, aunque muy raros, que además de apoyarse con la cara baja, suelen tirar picotazos, siendo estos los más difíciles de arreglar.

Hay algunos que al salir de la cuadra tiran algo por estar muy descansados y viciosos y cuando trabajan van cediendo hasta que concluyen por soltar el bocado y venirse a la mano.

Generalmente el caballo nervioso es frecuente que tire de la boca por su exceso de temperamento cuando no sabe trabajar, y luego con el tiempo se va convenciendo, templando y aflojando de la boca. Estos son los que tiran picotazos con más frecuencia porque lo que quieren únicamente es que los aflojen de la boca para correr más, mueven la cabeza en todas direcciones para quitarse de la boca aquello que les molesta.

Cada caballo necesita la mejor embocadura que se adapte a su morfología

En el campo he visto hacer con los caballos que tiran de la boca verdaderas herejías y no me cansaré de repetir que lo más importante es elegir el bocado que cada caballo necesita y esta debe ser la primera preocupación del aficionado que trate de arreglar un caballo. No todos tienen la lengua del mismo grueso y por lo tanto el desahogo que tenga la embocadura ha de ser con arreglo a la forma de la boca de aquel a quien va a servir. Indudablemente manda mucho más el bocado de cuello de pichón para el caballo que tira, pero algunos se desesperan más con él, siendo necesario ponerles el de asa de caldera.

Dicen los moros en sus tratados de equitación: “Cuida mucho de no herir la boca de tu caballo”; y esto, agrego yo: “antes de tiempo”. Muy pocos son los que se arreglan sin hacerse daño en ella y muchos por los que no herírsela antes de lo debido, se echan a perder para siempre, endureciéndoseles los asientos y perdiendo por completo la sensibilidad. Mientras el caballo no hace bien la flexión de mandíbula, no está suave; por tanto, se debe desde el primer momento procurar que la haga, pero con mucho cuidado, pues por querer abusar de esto, es por lo que muchos se ponen tecleros, como he dicho antes. Según que la tendencia del caballo sea tirar agachando o levantando la cabeza, así habrá de ponérsele más castigo en la barbada o en el perrillo de la nariz. Siendo este de castigo, he encontrado gran ventaja para los caballos cruzados que suelen tirar levantando la cabeza; en cambio esta clase de caballos, son pocos los que se arreglan haciéndoles daño en la barba pues generalmente y salvo raras excepciones, son muy delicados de dicho sitio.

Cuando tiran por derecho sin aflojar nunca, entonces es cuando conviene ponerles un bocado de gran mando y una barbada de castigo (hago estas observaciones, por creerlas de necesidad antes de empezar a describir el modo de arreglar a los caballos que tiran).

Antonio Miura con Chicharita (PRE) en el tentadero de “El Conde” en 1905, amparado por Manuel “El Alere” sobre Lavativa. Foto: Carlos Younger

Solucionar los problemas

Antes de montar esta clase de caballos, es muy conveniente cogerlos por el bocado, estando el jinete a pie, colocado frente a la cabeza, y sin empezar por darles pasos hacia atrás, sin movimientos bruscos, sino empujando suave el bocado, hasta que los dé; en cuyo momento, debe aflojarse y acariciarlo. Cuando haya hecho esto bien, que pudiera ser a los cuatro o cinco días, se le dará flexiones laterales; y por ser distinto el mando del bocado vaquero a los demás conocidos, necesariamente las flexiones tienen que ser también diferentes a las que dan en los otros sistemas de equitación. Las que son útiles en esta escuela se practican, colocándose a pie enfrente de la cabeza del caballo, teniendo echadas las riendas sobre su cuello, como si se fuese a montar; con la mano derecha se toma como una cuarta de bocado, la rienda que montado corresponde a la izquierda, y se obra simultáneamente sobre las dos, tirando de la mano derecha hacia atrás y en sentido del lado derecho del caballo con lo que se consigue torcer la cabeza de este hacia el lado derecho suyo. Se tienen las riendas así en tensión hasta que, con la cara alta, pliegue el cuello y trate de buscar la espalda con la cara; cuidando de que cuando se sostiene en esa posición sin que trate de volver la cabeza al lado contrario, se afloja y se acaricia. Invirtiendo las manos y obrando en sentido contrario, se consigue la flexión a la izquierda. Fijándose en esta clase de flexiones se observa que las riendas obran del mismo modo que cuando está montado en el caballo, con lo cual hay un gran adelanto cuando se manda ya subido en él.

Antes, algunos aficionados daban las flexiones subidos en el caballo, a estilo de las que daba Baucher; sea que, con mando directo, tirando de la rienda derecha diera la flexión a este lado; pero como esta clase de mando es muy distinto, por no decir opuesto, de nada práctico podían servir. Además, tenemos que preocuparnos de no usar más que de la mano izquierda para mandar el caballo, cuando esté ya en dos riendas, pues la mano derecha hace falta para la garrocha; además que no parece bien la figura de un garrochista con la garrocha debajo del brazo y una rienda en cada mano. Este hecho de por sí, demuestra que el caballo está por domar y no en condiciones de acosar. Al principio cuesta gran trabajo darles las flexiones, pues se defienden y a muchos no se les puede dar la primera vez, pero con paciencia y cariño y no dejándolos hasta que ellos no hayan cedido en algo, aunque sea poco, se consigue que las den y terminan al cabo de algún tiempo por darlas apenas se le inician.

Montar por derecho

Una vez que los caballos que tiran de la boca están flexionados a pie y en todas direcciones sin que ofrezcan resistencia, debe empezarse por montarlos y dominarlos por derecho, teniendo como siempre encargo, la mano muy suave. Cuando siempre se les llevan las riendas en tensión, se les duermen los asientos del bocado y pierden el mando, siendo ya inútil todo lo que con ellos se intente. Igual que dije al tratar de los caballos que no tiran y son nerviosos, hay que hacer con los que tiran y tienen mucha sangre, y es, una vez flexionados a pie, empezar a dominarlos montados por derecho. Es de una gran utilidad empezar por galopar paulatinamente; ir aumentando la velocidad hasta ponerlo casi todo lo que puede correr pero sin arrearlo con las piernas, sino lo que buenamente quiera correr, y cuando va muy ligero, siempre por derecho, ir acortando velocidad progresivamente hasta ponerlo a galope corto, aire en el que deben ir un poco de tiempo para nuevamente ir aumentando otra vez velocidad; volver a disminuirla siempre, al ir a disminuir la velocidad, el caballo se apoya más en la mano y no quiere acortar la marcha; este es el momento más difícil en esta clase de caballos por las cosas que suelen hacer con la cabeza cuando se trate de pararlos.

El entrenamiento diario del jinete y caballo es primordial

Es muy conveniente que se acostumbre desde el principio a ser el caballo el que cede, pero es de todo punto necesario que encuentre alivio en la boca cuando hace lo que se le pide, único modo de que cada vez se ponga mejor. Así que se empieza por aguantarlo suavemente, pero con la energía en razón directa a la resistencia que oponga al parar y en el momento que en la mano se nota que cede la mandíbula, ceder la mano rápidamente para pedir otra vez enseguida que vuelva a ceder y así sucesivamente hasta ponerlo a galope corto. Todos estos movimientos de la mano son tan rápidos que son casi sucesivos y tan prontos como lo sean los movimientos de la mandíbula del caballo, pues si cuando cede la mandíbula cede la mano y al tirar el caballo aguanta la mano pero no tirando continuamente, sino moviendo los dedos para hacer vibrar muy poco el bocado; cada vez el caballo aflojará más y se pondrá mejor; por el contrario, si cuando cede la mandíbula el jinete aguanta y cuando el caballo tira, este cede, cada vez estará más duro de la boca, o cuando menos en el mismo estado. Además, es preciso que las piernas del jinete vayan de acuerdo con la mano y yendo unidas al caballo no permitan que el aguantarlo, se desuna, con lo que tirara más por sumarse el tirar de la boca a tener que soportar el peso del caballo echado sobre su tercio anterior. Siempre el caballo debe ir equilibrado y sobre sus piernas, aunque esté peleando y tirando de la boca.

Texto: Libro Acozo y Derribo editado por Noticias. Fotos: Redacción Revista Galope

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