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La superación de trauma en potros

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El destete

Seguimos leyendo a nuestra colaboradora, la etóloga galesa Lucy Rees en relación a su estudio con los pottokas, teniendo como protagonista a Gora, descubriendo el comportamiento de la potra tras perder a su madre

Entonces, ¿Qué hacemos cuando destetamos los potros a los 4, 5 o 6 meses? A los 4 meses un potrito está totalmente pendiente de su madre emocionalmente. Empieza a interesarse por los demás, pero no es hasta los 6 meses que forma vínculos amistosos con otros potros; Gora ya tenía 7 cuando se murió Gau y para ella la perdida fue traumática al inicio. La manera de destetar tradicional a menudo es la de encerrar al potro solo en una cuadra, donde se ve claramente la desesperación del potro por escapar.

Se ha comprobado que esto da lugar a las estereotipias orales como tragar aire, chupar la lengua y buscar obsesivamente con la boca, lo que afectará a estos potros el resto de su vida. La pérdida de peso se intenta compensar alimentándoles con pienso, lo que provoca las úlceras gástricas que 50% de estos potros sufren. No obstante, hay gente que continúa con esta práctica francamente cruel: apenas me han mostrado un vídeo de una potra para vender y estaba así, encerrada, solita, aterrorizada. Desgraciadamente, a menudo las yeguadas establecidas también siguen el mismo patrón, la peor preparación para la vida posterior, y los daños consecuentes pueden ser permanentes.

Entonces, ¿cómo podemos evitar este sufrimiento tanto emocional como físico? ¿Importa si la yegua está preñada de nuevo? Insisto en que tomemos pistas de la vida natural y de los estudios científicos. Pero en este caso es necesario una dosis de corazón, una empatía para el sufrimiento infantil.

 

 

Primero, si la yegua no está preñada, se puede dejar al potro sin destetar. Algunos se destetan naturalmente, algunos son muy persistentes y pueden seguir hasta los 18 meses o incluso más. No hay prisa, pero es buena idea que se acostumbre a separarse de su madre, por ejemplo llevándole a pasear sin ella, para evitar una dependencia demasiado fuerte. Si la yegua ya está preñada, el feto no empieza su mayor crecimiento hasta los 6-7 meses. Antes, está en fase de organización y desarrollo. Entonces, no se perjudica su tamaño final por no destetar el potro anterior hasta los 6 meses. No se gana nada por destetar a los 4 meses.

Segundo, el potrito de 4 meses no ha formado los vínculos con otros que le amortiguan contra la pérdida de su madre; a los 6 meses, sí. Entonces, nunca destetar antes de los 6 meses como mínimo.

Tercero, como Gora mostró, son las conexiones sociales ya formadas, sobre todo con el padre, que le ayudan con la transferencia de su afecto y el efecto amortiguador. En la vida doméstica, es raro que el semental viva con su familia, entonces el potro no tiene esta opción natural. Las demás yeguas madres no aceptan un potro que no es suyo, pero a menudo las yeguas jóvenes y las no madres actúan como niñeras. Más cierto, muchos capados retienen el instinto paterno y estos pueden vivir con un grupo de yeguas, apadrinando los potritos antes y después del destete.

Cuarto, está bien demostrado que si se separa la yegua y su potro por un cercado que les permite estar juntos sin dejar al potro mamar, hay mucho menos estrés para ambos y la yegua se seca mejor. El estrés estimula la producción de la leche. Entonces, en la yeguada lo mejor es tener un cercado de malla alta y poner los potritos un lado con su compañero adulto con buena hierba, y las yeguas al otro con pasto menos abundante. Impresiona el efecto que tiene sobre el equilibrio mental de los potros, que se amansan y se manejan con más facilidad.

Separar la pareja por barras deja al potro sentirse seguro con la madre aunque no mamar; debe de tener otra compañía también.

 

Quinto, está bien demostrado en otros animales que el trauma en la infancia aumenta la inseguridad durante la vida posterior: el animal es más nervioso, tiene miedos y sustos de manera algo exagerada, y no aprende tan bien como los que no han sufrido trauma. Una forma alternativa de mostrar el daño es la timidez, la falta de incorporarse en la vida social y la depresión. Aunque nunca se ha hecho los experimentos indicados con caballos, en mi experiencia sufren los mismos efectos, lo que es probable dado que las bases de las emociones son comunes en los mamíferos incluso nosotros. Los caballos de carrera, que casi siempre están destetados de la peor manera están llenos de miedos, aparte de sus estereotipias y úlceras. Por cierto sus condiciones de vida posterior no les ofrecen ningún alivio, empezar con mal pie no les ayuda. Pasa lo mismo con muchos caballos de competición: fuera de sus condiciones rutinarias, son tontos. Que esto no es debido a su sangre se ve por el número de caballos de la misma sangre criados en condiciones más naturales, que son mucho más equilibrados e inteligentes aunque acaben viviendo según las mismas normas.

Lo que nos demuestra Gora es que el trauma es trauma, horrible mientras perdura, pero que se puede recuperar con las condiciones adecuadas: el soporte social ya conocido, sin el reto de iniciar nuevas relaciones, y el entorno rico que ofrece distracciones del dolor emocional.

Foto principal: Un potro encerrado solo, aislado de todo lo que ha conocido, sufre de nervios. Filipe Dos Santos Mendes.

Texto y fotos: Lucy Rees. Etóloga. Lucyrees5@gmail.com

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