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¿Existe el caballo ideal para arrear y parar a raya?

La clave: caballos “cuesta abajo” con un buen motor atrás

Este ejercicio de arrear y parar a raya no solo es patrimonio exclusivo de nuestra doma (tiene coeficiente 2) sino que es, si se hace bien, el más espectacular de todos, el ejercicio estrella, el que el público está esperando para romperse las manos aplaudiendo.

ARREAR Y PARAR A RAYA

México

Arrear y parar a raya no es exclusivo de nuestra doma. Otros pueblos herederos de nuestra cultura también lo practican. En México, todos los charros lo hacen porque allí también hay ganado bravo, para cuyo manejo viene muy bien que el caballo sepa hacerlo. Las rayas pueden llegar a ser de seis metros porque el terreno está preparado para que el caballo se deslice. Desde los años ochenta he tenido la suerte de visitar con frecuencia ese país espléndido y he visto hacer allí paradas a raya en multitud de ocasiones. Casi siempre, desde nuestro punto de vista, son imperfectas, tanto porque los jinetes son aficionados y no profesionales como porque allí lo importante es la raya, aún a costa del buen contacto entre la mano del jinete y la boca del caballo, con la consecuencia de que éste despapa defendiéndose.

Estados Unidos

California, nuevo México, Nevada, Texas y muchos Estados más fueron antes de Méjico. Nuestra cultura del caballo, heredada a través de este último país, con las variantes que ocurren a través del tiempo, sigue allí, y lo demuestran palabras como “rodeo” y “chaps”, abreviatura de chaparreras, con la que se designan en algunas partes de Andalucía la Alta los zahones. La cultura anglosajona, protector a de animales, impidió las corridas de toros, demasiado cruentas par a su mentalidad, y desapareció la cría de ganado bravo. Sin embargo, los “cowboys”, continuadores de la doma al estilo mejicano, aunque sólo manejan ganado manso siguen practicando el arreón y la parada con tal perfección que daría envidia a más de uno de los nuestros.

Parece que siguen al pie de la letra los consejos de Luis Ramos-Paúl: “En la parada, el peso del jinete, con su equilibrio atrás retrasando el centro de gravedad del caballo, es la ayuda más importante, más que la tensión de las riendas o la acción de las piernas remetiendo los posteriores debajo de la masa.”

Parada a raya

 

¿Hay un caballo ideal para arrear y parar a raya?

La parada a raya se hace viniendo del galope largo. ¿Qué caballos son los mejores para un galope largo? Indudablemente serán caballos “cuesta abajo”, con un buen motor atrás, con elasticidad en sus cuartillas y corvejones, así como con posteriores de ángulos articulares abiertos –del fémur con la tibia y de ésta con la caña–, buen riñón, espaldas móviles –no “enclavijadas”–tendiendo a la horizontalidad, cruz destacada y un cuello largo y delgado. Un purasangre inglés, o un cruzado de inglés, o un cuarto de milla serían, en principio, caballos ideales ara un galope largo.

¿Y cuáles serían los mejores para hacer una parada a raya? En teoría serían caballos “cuesta arriba” –la cruz más alta que la grupa– en los que el centro de gravedad se retrasa, y con ángulos articulares más cerrados. La realidad, sin embargo, destruye muchas teorías. Caballos de pura sangre inglesa, de patas rectas, empleados por nuestros jinetes, y también caballos cuarto de milla usados por los “cowboys” logran hacer magníficas paradas a raya.

La razón está en el entrenamiento de la columna vertebral para que el caballo curve su lomo, descienda la grupa y remeta sus patas, de manera que estas regiones tiendan a ser como un arco.

La forma de conseguirlo no es difícil, aunque es lenta. Cuando el caballo ya galopa en corto, se le retiene para conseguir transiciones al trote y al paso y más tarde a la parada. Cuando el caballo haga todo esto en calma, podremos hacerlo a un galope más largo y exigir más en la parada, hasta llegar a la parada a raya, emotiva y brillante, donde el caballo deja en la arena dos surcos, dos rayas cuanto más largas mejor, con los corvejones rozando el suelo.

Las incorrecciones

A la hora de arrear hay veces que el jinete no se atreve a exponer y su caballo no pasa de un galope de trabajo. Y hay otras en que el caballo se adelanta al jinete y acorta sus trancos sin que éste se lo ha ya pedido.

En la parada a raya muchos caballos la hacen tan pobre y tan corta que las rayas no existen. Otros desvían la grupa porque las ayudas del jinete –tanto riendas como piernas- no están coordinadas. Y con frecuencia se ven caballos dando hachazos, bien por causa de la mano dura del jinete o bien porque faltó preparación y la columna vertebral se queja, o bien por las dos cosas.

La gloria

Cuando un jinete arrea de verdad y para a raya con gallardía y con arte, como estrellando al caballo contra una pared inexistente, es el momento de su gloria, una gloria ganada a través de muchos días de paciencia y sudores preparando al caballo para dos movimientos seguidos tan dispares.

Si el jinete “se la juega” sin reservas, los espectadores contemplan como estatuas, mientras se detienen los pulmones y se paran los pulsos, este momento fuera de lo normal, el más vibrante de toda la Doma Vaquera, con las patas del caballo envueltas en la nube dorada que levantaron del suelo, derramando a su alrededor todos los aromas que trajeron del campo.

Texto y fotos: La Doma Vaquera Actual de Juan Llamas editado por Grupo Lettera, S.L.

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