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Todo lo que debes saber sobre el entrenamiento del caballo

¿Cómo premiar y rectificar a tu caballo?

¿Cuál debe ser mi comportamiento con un caballo joven? ¿Cómo preparar un buen entrenamiento? ¿Cuánto tiempo debe durar? ¿Cómo debo premiar a mi caballo? Estas cuestiones y otras se resuelven en este post.

El entrenamiento

¿Qué debo vigilar con un caballo joven?

El jinete ante todo debe ganarse la confianza de un potro y para ello debes tomarte tu tiempo y empezar por buscar contacto en la cuadra. Además, hay que tener en cuenta que la musculatura de su dorso todavía es débil y aún no está preparada para llevar el peso de un jinete.

Domar potros es una profesión que es mejor dejar en manos de expertos. Un profesional sabe cómo acostumbrar a un potro a tolerar al jinete sin estresarlo. Si esta fase ya está resuelta, harás bien en darle un poco de cuerda al principio antes de subirte, para conoceros mejor, y no para cansarlo, sino para que se desfogue un poco. El momento de subirte es de suma importancia. Hazlo con cuidado. Una vez arriba, puedes empezar a hacerle comprender el significado de tus ayudas. Si no estás muy seguro de ti mismo, pide ayuda a un entrenador para evitar errores y pérdida de confianza del animal.

Nunca trabajes un potro demasiado rato. Comienza con 15 minutos a media hora, aumentando poco a poco. Mantén la diversión, ofreciendo mucha variedad: haciendo cambios de ritmo y transiciones simples. Así mantendrás su concentración y seguirá atento a ti. Unas barras de tranqueo al trote también constituyen un ejercicio excelente para caballos jóvenes. Observa si se cansa o empieza a aburrirse, ya hemos dicho que las salidas al campo también son convenientes, pero siempre en compañía de caballos adultos y fiables, porque son animales de manada y permanecen juntos. De este modo reduces el riesgo de que se asuste de cosas desconocidas.

¿Tienes miedo de alguna alegría del potro? Ponte una correa en el borrén delantero de la silla, o ponle una ación de estribo alrededor del cuello para cogerte si se bota. Esto es mejor que agarrarte de las riendas, que solo producirá más tensión.

Puntos de atención:

  • Tómate tiempo para establecer contacto en la cuadra y para enseñar los ejercicios.
  • No trabajar demasiado rato.
  • Intercalar mucha relajación dejando estirar el cuello.
  • Ofrecer mucha variedad en el trabajo.
  • Salir al campo en compañía de un caballo experto.

¿Cómo compongo un buen entrenamiento?

El buen entrenamiento comienza antes de subirse a caballo. ¿Has tenido un día estresante? Quizá sería mejor hacer otra cosa con tu caballo en lugar de montarlo. Entrenar deprisa y corriendo no funciona; el caballo denota tu estado de animo a la perfección. Pero si, a pesar de todo quieres montarlo, no le exijas demasiado. No debes llegar a la situación de descargar tu adrenalina en el caballo.

Cepillar y ensillar al caballo antes de montar es un momento importante de contacto entre tu caballo y tú. Intenta averiguar de qué humor está para tenerlo en cuenta durante el entrenamiento. Este consistirá en una fase de calentamiento, una fase dedicada a enseñar y perfeccionar ejercicios, y otra de «enfriamiento», en la que paseas al caballo para que se seque.

Sé sincero. ¿Ya estás trotando después de una vuelta al paso? Eso es muy poco. Calentar al paso no es aburrido, si lo conviertes en algo más que simplemente dar vueltas. Mientras paseas al paso puedes hacer una serie de ejercicios y calentar su musculatura: haz un poco de cesión a la pierna, un trocito en espalda dentro, grupa dentro o apoya un par de metros. Vigila tu posición e intenta sentir cómo está tu caballo hoy. Adapta el resto del trabajo a ello. A continuación, puedes comenzar a trabajar hacia delante relajadamente a todos los aires.

Es conveniente ponerte un objetivo antes del entrenamiento, ¿qué quieres practicar? No obstante, procura ser flexible. Debes estar dispuesto a abandonar tu plan para ese día si no sale bien. Si va fantástico, tampoco repitas veinte veces; aprovecha lo que surja e intenta enseñar ejercicios más difíciles jugando. Que va de lado, pues sigue cediendo un poco a la pierna.

Cuando el caballo hace algo bien, deja que estire el cuello y descanse. Esto no quiere decir soltar las riendas. Mantén el contacto, pero deja que estire el dorso, hasta la altura de la rodilla. De este modo puede sentirse relajado. Imagina que llevaras dos maletas pesadas y las dejaras un momento en el suelo para descansar los músculos de tus brazos. No te olvides de acariciar.

El tiempo que debe durar el entrenamiento no depende del reloj sino del caballo. Para mejorar la condición física no es necesario pasarte una hora en la pista cada día. Llévatelo al bosque de vez en cuando.

¿Cómo debo premiar a mi caballo?

Premiar mucho y a menudo es muy importante. Tranquilizar al caballo le proporciona confianza en el jinete. Pero solo funciona si realmente eres sincero, pues el caballo siente perfectamente que le estas diciendo «buen chico» con los dientes apretados de rabia.

Puedes premiarlo con una caricia, unos golpecitos o hablándole. Muestra tu agradecimiento. Debes premiarlo tras cada ejercicio bien hecho, pero nunca demasiado. Premiar es algo distinto que mimar. Ofrecerle siempre golosinas solo le enseña a morder cada vez que vea tu mano, le distrae. Igual que las personas, el caballo necesita unas directrices claras. Debes indicar los límites de lo que está permitido y lo que no. Lo importante es que siempre sean los mismos, de otro modo solo confundes al caballo. Si, por ejemplo, un día dejas que se rasque contra ti después de montar y al día siguiente no, se sentirá confuso.

 

Fotografía de inicio: Premiándolo con frecuencia puedes tranquilizar al caballo y ganarte su confianza.

Texto y fotografía: del libro “Montar a caballo con sensibilidad” de Wim Bonhof/Tessa van Daalen editado por Grupo Lettera.

Montar a caballo con sensibilidad

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